Hace un año mis ojos descubrieron tu risa,
tu mirada, tu orgullo, tu calor, tus heridas.
En un roce de piel desperté de ese tiempo
en que sólo hibernaba en mi mundo de sueño.
Me juré que esta vez iba a ser diferente,
aposté mis quimeras al placer de tenerte.
Fui dejando uno a uno mis mejores suspiros
alejando del todo lo que nunca fue mío.
Casi un año jugué el maléfico juego;
cada vez que perdía empezaba de nuevo.
Ahora sé que ese amor fue tan solo utopía
ahora sé que ese amor fue tan solo ucronía.
¿Con qué fe pretendí que llegaras a verme?
Vos no sos más que un ciego y yo una atea sin suerte.
Cada día más solo, cada vez más ausente,
un amor que nacía lo llenaste de muerte.