El cristal tornasol que conocen por “luna”
es tan solo quimera de un poeta sin cuna.
Una lanza atraviesa uno a uno sus cielos;
va manchando de sangre sus principios etéreos.
Ya no aguanta el engaño, ni mirar de soslayo
el poeta que escribe este himno que callo.
Se envejece la tinta mas su piel aún es tersa;
se ha oxidado su pluma mas su sed aún es fresca.
¿Quién golpea y golpea sus mejillas rosadas
mientras brota la savia de sus alas cortadas?
¿De qué sirve que ames la tortuga escondida
si es el caparazón el que ves cada día?
El poeta se anida en su almohada de pluma
y pudiendo ser río ha elegido ser tuna.