Entendí que soy parte de la resistencia muchos años antes de entender qué significaba. Fue en un sueño donde me vi corriendo por los techos y entrando por la puerta de un armario hacia un mundo nuevo. Los detalles son vagos, pero recuerdo claramente saber eso: que yo formaba parte de la resistencia. Recién ahora, varios años después, y luego de observar lo que ocurre en el mundo, lo entiendo.
Yo soy la resistencia que evita que el miedo tome el control, la resistencia que no está dispuesta a renunciar a su divinidad, a su conexión con el universo. La resistencia que todavía cree que el ser humano necesita menos control y más información, pero de la verdadera, no una verdad manipulada para satisfacer las ansias de poder y riqueza de unos pocos. Y no hablo aquí de política barata, de los títeres que integran los partidos.
Yo soy la resistencia porque creo en una conciencia superior que se expresa en cada elemento de la naturaleza y que tiene una inteligencia mucho más grande de lo que podemos comprender. Creo en la sabiduría de nuestro cuerpo, si está bien cuidado, y sobre todo, en la de nuestra alma.
Yo soy la resistencia y defiendo la luz a capa y espada, y mientras haya resistencia, la oscuridad no podrá ganar.
