Creí poder amar tu idiosincrasia,
creí poder nadar en tu volcán,
creí que tus palabras desprovistas
de fe serían mi Biblia y mi Corán.
Creí en tu excentricismo silencioso,
¡llegué hasta idolatrar tu madurez!
¡Qué fácil engañar sin ser tramposo!
¡Qué fácil lastimar sin ser soez!
Sacás de la galera situaciones
y hacés cosas que ni vos comprendés,
y en esta telaraña que creaste
vos mismo te enredas, y vos perdés.
Jugás un personaje que no existe,
callás aquellas cosas que sentís,
estás tan confundido que vos mismo
dudás de muchas cosas que vivís.
Estás encadenado al sufrimiento,
huís de quien te puede bien querer.
Creí poder amar tu idiosincrasia…
ahora ya no sé más qué creer.