Redefinir el amor

La palabra “amor” es sin duda una de las palabras más idealizadas y complejas de nuestros tiempos, y a la que se asignan significados muy diversos. En un camino de crecimiento personal, no podemos hablar de amor sin referirnos primero al “amor propio”, es decir, el amor que tenemos por nosotras mismas. El problema es que muchas veces se confunde el amor propio con la satisfacción que trae el logro de determinados objetivos. Yo soy valiosa siempre y cuando logre casarme, tener hijos, obtener determinado empleo o posición social, etc. El verdadero amor propio no está sujeto a ninguna condición.

Yo me amo porque soy, porque sé que mi valor no proviene de nada externo, porque sé todo lo que he superado para ser quien soy y estar donde estoy, y me respeto y me admiro por ello.

Cuando hablamos de amor propio también hablamos de autoestima. Y esta muchas veces se ve afectada por las personas que nos rodean. A veces nos encontramos en un entorno que, por diferentes motivos, no logra ver y valorar nuestras cualidades, y eso nos hace sentir mal. O estamos rodeados de personas que constantemente nos llaman la atención sobre nuestros errores y “fallas” (probablemente por su propia baja autoestima disfrazada). En estos casos, tal vez lo que necesites sea cambiar de entorno y rodearte de personas que sí te valoren, aunque pueda ser doloroso. Amarte a ti misma también es no permitir que otros te hagan sentir mal.

Por otra parte, debes entender que las personas demostramos el amor de diferentes maneras y, por lo tanto, también lo recibimos de diferentes maneras. Hay personas que son demostrativas físicamente, con abrazos y besos, y otras que lo demuestran verbalmente diciendo “te quiero” o “te amo”. Hay personas que demuestran su afecto haciendo cosas simples para ayudarte, como prepararte la comida, ocuparse de las tareas de la casa que a ti no te gusta hacer o ir a buscarte al trabajo para que no tomes frío.

Creo que hay tantas maneras de demostrar el amor como personas en el mundo, así que lo primero es aprender a “ver” al otro, para permitirnos sentir ese amor que nos brindan. Cada persona ama y expresa el amor como puede, no siempre como nosotros desearíamos. Una vez que entendemos de qué manera ese otro expresa su amor, nos sentiremos mucho más amados. Empezaremos a sentir que el mundo es un lugar hermoso y seguro,  y podremos demostrar nuestro amor con mayor claridad.

Esto también toca el tema de las expectativas respecto al amor de pareja y las ideas que nos han inculcado  desde pequeñas sobre el amor “romántico”. Para conectar con el amor de verdad, primero tenemos que aprender a vernos como realmente somos, con nuestras luces y nuestras sombras, y permitirnos ver al otro también con sus luces y sombras. Estoy convencida de que no todos los amores son para siempre, pero que todas las personas que pasan por nuestras vidas nos enseñan algo que nos acerca un poquito más a ese vínculo bello y sano que anhelamos. Permítete experimentar, escucharte y conocerte, y escuchar y conocer al otro. Sin expectativas, sin grandes promesas, salvo la de tratarnos con respeto y cuidado.

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